Soluciones creativas: “Todo había sido un sueño” / Irantzu Landaluce

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escritorA veces pasa, sobre todo si escribimos un texto fantástico, dejamos volar un poco de más la imaginación y de pronto nos encontramos con que no tenemos ni idea de cómo acabarlo, que la única solución que se nos ocurre es aquello de: “Y entonces se despertó y descubrió que todo había sido un sueño.”

Es tentador, sí, dejar de darle vueltas a la idea y acabar con ese final sencillo, en apariencia sorprendente; pero nada hay más decepcionante para un lector que decirle que todo aquello que ha leído y que hasta ese momento ha tenido la buena fe de creerse era sólo un sueño.

El lector se sentirá engañado, traicionado y, sobre todo, decepcionado. Si el cuento era hasta ese momento, emocionante, se esperará un final con más emoción aun; si era de suspense, se esperará una buena sorpresa; si era fantástico, querrá algo más fantástico todavía, y no realista, para terminar. El sueño le decepcionará, pero además, el lector se dará cuenta de que al autor no se le ha ocurrido nada mejor.

Así que toca estrujarse las neuronas, darle mil vueltas a la idea y pasarse, si hace falta, la tarde mirando una pared blanca hasta que se nos ocurra un final mejor. El truco del sueño existe, sí, pero no vale, porque es un truco fácil y a lo fácil, en literatura, el lector acaba por verle la trampa.

// Irantzu Landaluce es profesor del curso de Introducción a la Narrativa del Laboratorio de Escritura.

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