La proposta del Laboratori

La revista cultural AroundBarcelona, que dirigeix Gabriela Pedranti, ens ha fet un reportatge per a la secció “Detrás de la escena cultural“, on es difonen propostes culturals alternatives i creatives que es fan a Barcelona. El format ens va resultar molt agradable i singular. Contem algunes anècdotes o referents que tenim al Laboratori d’Escriptura i volem compartir-lo en aquest post, reproduint part de l’entrevista.

El Laboratorio de Escritura, proposa de creuar diferents disciplines perquè l’escriptor desenvolupi tot el seu potencial creatiu des de la seva pròpia mirada, més enllà de l’estrictament filològic o acadèmic. Un projecte que compleix l’octubre 5 anys, i està ubicat a ple cor de Gràcia, un dels barris més emblemàtics de Barcelona.

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De propia voz

En este vídeo, Leonardo Valencia, nos cuenta una anécdota de clases y un referente nuestro que algunos lo habéis podido ver a la entrada. Aquí va la explicación.

El origen

“El Laboratorio surge en Barcelona en 2008. Es una experiencia que surge de un proyecto previo, que habíamos creado en la Universidad Autónoma de Barcelona, que fue el Programa de Escritura Creativa. Pero decidimos dejarlo atrás y abrir un proyecto con mayor profundidad creativa. Queríamos explorar algo escapándonos del formato universitario. A partir de eso surgió la idea de crear el Laboratorio de Escritura, es decir un espacio con todo el rigor del conocimiento de la literatura y de los estudios (donde nuestros profesores tienen formación específica en literatura, en teoría de la literatura, en periodismo, en distintas áreas, y obra publicada. Somos creadores en activo)”.

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Crear en libertad

“Nos interesaba potenciar: la creación en activo, y la dinámica de creadores. Porque de alguna manera, el espacio universitario, si bien profundiza en lo teórico, deja muy al margen el lado práctico; entonces nosotros queríamos abrir ese campo de experiencia. Es decir que la persona que quisiera escribir no solo conociera los principios teóricos, narrativos o narratológicos, como se habla en lenguaje específico, sino que pudiera conocer cuál es la realidad del escritor: qué problemas debe enfrentar desde los miedos a la página en blanco, desde cuántas veces debe corregir un texto, hasta ese aspecto que es el hecho de dar a conocer su obra: ¿cómo poder asumir su relación con el tema editorial? Porque no es cuestión de publicar o no un libro, es cuestión de cuál es la actitud del escritor ante el medio editorial. Entonces, hay toda una serie de campos interesantes ahí y nos parecía interesante que en el Laboratorio de Escritura se pudiera trabajar con una dinámica muy creativa”.

Otras narrativas

“Además —y esa es una de las nociones de Laboratorio— queríamos abrir el sesgo; no solamente especializarnos en literatura, sino poder tocar transversalmente otras áreas que tienen en sí mismas narrativas. Otras disciplinas artísticas, como la fotografía, la ilustración, el teatro… Cómo generar un puente en que el género no quede clasificado: que no fuese por una parte ilustración, por otra parte cuento, por otra parte fotografía, por otra parte novela, sino poder mezclarlas. A partir de eso surgieron cursos como: cuento ilustrado, fotografía narrativa… Y en ese sentido, seguir explorando más cosas. Tenemos muchos proyectos en mente, que un poco la crisis ha ido frenando, pero que ya irán saliendo; por ejemplo, tratar de vincular con temas de investigación con ciencias, con artes plásticas… Ahí hay un campo que nos interesa mucho. Y claro, esto rompe, de alguna manera, los esquemas universitarios, que son más académicos, más especializados, en los que cuesta un poco esta ruptura de este margen creativo. A nosotros nos interesa ese margen”.

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La propuesta

“Creo que es muy importante tener en cuenta la dinámica de que los profesores son escritores en activo. No importa tanto el contenido. La cultura del contenido es una cultura limitada, y la creatividad no está en ese contenido; la creatividad está en la dinámica del trabajo con el alumno, del comentario, de la corrección del texto escrito, de explorar las posibilidades… Los profesores del Laboratorio se implican en profundidad en los trabajos de creación de los alumnos. Referencias a los contenidos siempre hay, existen muchos libros de teoría, de narración, pero hay algo que solamente te lo va a dar alguien concreto, es esa visión creativa de cómo mejorar tu texto, cómo explorar tu texto —y no solo el texto, porque no se trata únicamente del texto bien escrito— sino que es una dinámica pedagógica en la cual el profesor orienta vitalmente al alumno. Es ir conociéndolo y decir ‘tú tienes grandes posibilidades en un campo del que no te estabas dando cuenta, pero que forma parte de ti. Explóralo’. Entonces, se vuelve como una especie de implicación emocional que es muy importante. No todo queda cifrado meramente en la enseñanza filológica o teórica; eso ocupa un porcentaje mínimo. Lo importante es la implicación creativa con el alumno. Y eso genera dinámicas interesantes; eso implica explorar, eso implica hacer un laboratorio, implica un riesgo. Pero justamente, la creatividad surge de eso: del ensayo-error. Y esa es la idea de lo que vamos trabajando, y es lo que marca la diferencia frente a las otras escuelas”.

Experiencias, técnicas, contenidos

LDE_3“Hay algo que creo que es interesante, matizando el tema de los contenidos. Creo que lo importante en los cursos de escritura y el cambio que se tiene que producir: es entender que hay que dejar atrás los criterios de la literatura desde el sesgo filológico. Están bien, cumplen su papel, pero el punto creativo va a otro sitio. Nosotros no queremos que la persona que quiera empezar a escribir tenga que aprender unas fórmulas o unos contenidos: no se trata de eso. Lo que tiene que producirse es un cambio en la mirada, en la perspectiva. El ensayo, la búsqueda, no es en el papel, es en la mente. Esa mirada es la que tiene que cambiar. Lo que queremos nosotros es que el escritor que quiere empezar, mire las cosas de otra manera. No se trata de leer 20 o 40 libros, o aprenderse 30 o 40 técnicas; se trata de que tenga una mirada arriesgada. Y es una mirada que nos interesa mucho que gire en torno a las propias percepciones. La obra no se resuelve en la mente, sino que se resuelve en la exploración de uno mismo, lo cual no significa hacer autobiografía; implica más bien conocer cómo percibo yo las cosas, cómo miro las cosas. Y eso implica el derecho de leer; uno de los grandes aprendizajes en el momento de escribir es que los alumnos aprendan a leer como escritores. Y eso implica leer desde una manera muy personal, que incluso puede tener errores en la percepción, a lo mejor un académico diría ‘eso es un error’; pues da igual, para el escritor, ese es su punto creativo. Y esto implica sabotear ciertos esquemas; y esta es la idea del Laboratorio: la búsqueda se produce en uno mismo. Obviamente, sin abandonar las partes de rigor, pero necesitamos cambiar esa mirada. Nosotros queremos transmitir una dinámica que sirva después de que acabe el curso”.

Cortar el cordón

“La técnica es una mirada vital que se formalizó. ¿Qué significa? Que si tú quieres encontrar nuevas técnicas, tienes que entender tus miradas. Sino, lo otro es repetición, repetición. Y el asunto es tratar de descubrir. El descubrimiento se produce no por asimilar o memorizar, o conocer otras técnicas; implica el poder mirar la propia técnica de cada uno. Y ahí es interesante cuando el escritor se da cuenta de que está sentado sobre una mina de oro; que no tiene que ir a buscarlo en bibliotecas; él ya está sentado sobre su propia experiencia. Y a partir de eso, ir formalizando su propia técnica. Pero claro, implica una mirada vital. Y eso es un reto; el proceso de escritura no se termina una vez acabado el curso: es un inicio, es una provocación. El escritor terminará escribiendo solo.
Es por eso que siempre decimos que en los periodos de formación, el tiempo ideal es un mínimo de un año continuo; y un máximo de tres. Esa ‘adicción’ a los cursos de escritura es algo sobre lo que nosotros siempre advertimos de entrada. No concebimos que un alumno nuestro siga en los cursos de Laboratorio durante 5 o 6 años. Sería una irresponsabilidad. Hay que lanzarlos; romper el cordón umbilical y lanzarlos”.

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