¿Réquiem por el álbum ilustrado?

darabuc-jutta-bauer-angel-abuelo-habia-agujerosHace poco oí anunciar a una editora de Literatura Infantil y Juvenil la muerte del álbum ilustrado. Sin duda se refería al hecho de que, para una gran editorial, ha dejado de ser rentable, si es que alguna vez lo fue, la publicación de un libro de alto coste y tirada limitada. Pero el álbum ilustrado no sólo no está muerto, si no que se trata del género más vivo, dinámico y estimulante de la literatura infantil para todas las edades. Los catálogos editoriales se miden por la calidad y la originalidad de sus álbumes; autores clásicos y nuevos talentos conviven en los anaqueles de librerías y en las listas de libros recomendados.

El_topo_que_queria_saberHay álbumes inmortales (Donde viven los monstruos, M. Sendak; El topo que quería saber…, de W.Erlbruch), álbumes que se venden solos (Princesas, de P. Lechermeier y R. Dautremer), álbumes que sorprenden, que provocan, que enternecen, que crean adicción (Jutta Bauer)… (y podríamos seguir hasta la euforia). Quizá el inconveniente sea precisamente lo contrario: la actual avalancha de títulos hace que resulte difícil distinguir el oro de la paja. Y el talón de Aquiles de un álbum suele estar en su cualidad literaria, más que en su propuesta estética. El álbum ilustrado convertido en literatura de placer, en joya u obra de arte, ha socavado en muchos casos el derecho (o el placer) a un buen texto. Hay muchos más ilustradores buenos que buenos escritores; eso influye. El álbum ilustrado ha ampliado los márgenes de ventas del mercado editorial del libro infantil; eso es positivo. Pero, teniendo en cuenta la buena salud de este género, quizá es hora de que editores y autores empiecen a apostar con la misma valentía por la fuerza expresiva de un texto, de un relato o un poema. Y eso sin mencionar otros formatos dirigidos al público infantil que aún está esperando la mano de nieve de la originalidad, del talento, algo más que un simple lavado de cara. Porque hay vida para la Literatura Infantil y Juvenil más allá del fantasy y de Caperucita Roja, ¿o no?

// Estrella Borrego, profesora del Curso de Edición Literatura Infantil y Juvenil del Laboratorio de Escritura.

  1. Mamen Tamayo dice:

    Como lectora de cuentos ilustrados puedo decir que nunca había visto tanta variedad ni originalidad como podemos ver ahora, es sencillamente abrumadora toda la oferta que hay. Eso no quiere decir, como muy bien dice el artículo, que la calidad literaria esté siempre a la altura de la ilustración, lo que me hace pensar que si ocurre lo contrario, es decir, que la calidad literaria está muy por encima de la ilustración, el cuento mantiene la misma calidad y sigue apoyándose en la ilustración porque es ésta y no otra su labor dentro del cuento.
    Por tanto creo que pese a que hay muchos cuentos ilustrados que son auténticas obras artísticas no debemos caer en la idea de que un cuento puede ser únicamente una buena ilustración. El mensaje no puede faltar nunca en cualquier obra artística.

  1. Todaia no hay trackbacks para esta entrada.

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