Novela: Diario de un mal año de J.M.Coetzee (editorial Mondadori)

diario_malDiario de un mal año, de J.M. Coetzee. No es un libro perfecto. Incluso diría que es difícil, áspero de leer, frío como todos los de Coetzee, porque todo está aparentemente tranquilo en la superficie de sus páginas. No se sabe bien por dónde tomarlo. Coetzee quiebra la maquetación convencional de la página y establece tres niveles de la historia.

En la parte de arriba hay una serie de artículos de opinión sobre diferentes temas políticos. La parte del medio es la narración en primera persona de un viejo escritor, el autor de los artículos, que conoce en la lavandería de su edificio australiano a una mujer joven, llama Anya, a quien le pide que mecanografíe sus artículos. Y el tercero es la narración de Anya sobre su relación con el escritor, de quien le cuenta a su marido. La lectura será el cóctel de este tríptico nada sensacional pero que tiene muchos vasos comunicantes y que termina en la transformación de sus personajes. La escritura aséptica de los artículos evoluciona hacia un plano más auténtico y personal, y entre ellos hay unas cuantas notas de Coetzee sobre el arte de la novela que son ejemplares, como cuando habla de Tolstoi.

Su reto es sacudir nuestra convención de lectura de una novela. Diario de un mal año se resiste. No sé si llegue a ser un clásico, pero las veces que vuelvo a consultarlo en mi biblioteca es un indicio de que hay muchas cosas por descubrir en este libro inusual, difícil y nada complaciente. Sospecho que hay una clave cuando Coetzee alude, de pasada, al Funes de Borges.

// Leonardo Valencia es profesor del curso de Novela del Laboratorio de Escritura.

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