Galería de creadores: 5 poemas

Aquí les dejamos una selección de poemas de los alumnos del curso de Poesía (abril – junio 2010).

EL JARDINERO, LA TIERRA Y EL ARBOL

Desgarro, carencia, engaño…
cultivo de las balanzas
del querer que te quieran.

Estoy agonizando en alteraciones.

Caduciformes huellas
me enredan en la maleza.

Desorientado como un abejorro.

brota un inocente tallo
con hojas que respiran agua viva.

y en un frágil aliento
capaz de romper todas las fronteras.

Me aventuro a ser
El Jardinero, La Tierra y El Arbol.

Tendré que desafiar
las embaucadas mañanas
las tardes heridas y las noches ciegas.

Aprender a florecer
en el secano de tu sonrisa.

No dejarme marchitar
en los vergeles con rejas.

Arriesgar en mi natura
fugada de las estaciones.

y si al caer el pulso, no soy
y todo es nada.

que al menos

la nada no sea todo
en este palpitar.

THEOR SÁNCHEZ ROMÁN

En esta tarde dorada, paseo por senderos
de hojas ocres, verdes, amarillas,
los colores ejercen su oficio a mi alrededor
El viento se esconde en el arbolado,
reina un hondo silencio que todo lo impregna.
Noto el aliento en mi nuca del invisible ser alado.
A lo lejos un solitario pájaro
se posa sobre un ciprés.

ROSA MORENO

PROMESA

Levantarme con energía.
Proferir frases con absoluto convencimiento tipo:
“Antes preferiría vivir debajo de un puente”.
Barrer con entusiasmo
sin volver la vista atrás.
Rendir homenaje a ese espacio
que día tras día con tus manos
bellas e incansables
hacías habitable.

MALESTAR

No era exactamente que estuviera decepcionada
como si por fin hubiera descubierto
que no es oro todo lo que reluce.
Más bien era que llegó un día, previsible, lo admito,
en que ni el oro relucía.
Y mi alma sólo entendía el chirrido áspero
de los columpios
que en parques solitarios
cumplían agonizantes
una misión imposible.

TERESA GARZÓN

INFANCIA

Si yo tuviera que nombrar la infancia
la llamaría cien veces soledad:
faltaban compañeros de mi edad,
sobraba control y vigilancia.

Del campo abierto fui la prisionera;
anhelaba los humos, los asfaltos
y en una casa de tabiques altos
vivir a espaldas de la primavera.

Andaba rodeada de animales
y a la tarde, cuando el calor afloja,
dormitaba entre olivos y jarales.

Recuerdo libros con muy pocas hojas,
noches en blanco, aullidos de chacales,
pobres candiles, tenues llamas rojas.

VICKY FRIAS

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