Soluciones editoriales: Una portada eficaz provoca curiosidad y deseo / Roberto Calasso

calasso«Bien, el editor que busca una portada –lo sepa o no– es el último, el más humilde y oscuro descendiente en la estirpe de aquellos que practican el arte de la écfrasis, pero aplicada esta vez a la inversa, es decir tratando de encontrar el equivalente o el analogon de un texto en una sola imagen. Lo sepamos o no, todos los editores que usan imágenes practican el arte de la écfrasis al revés. Pero también las portadas tipográficas son una aplicación de esa figura, aunque más solapada y atenuada. Y eso va más allá de la calidad: para una novela de pulp fiction ese arte no es menos importante que para un libro de desmesuradas ambiciones literarias. Sin embargo se impone aquí agregar un detalle decisivo: se trata de un arte cargado de una ardua esclavitud. La imagen que será el analogon del libro no debe ser elegida en sí misma, sino también y sobre todo en relación con una entidad indefinida y amenazante que actuará como juez: el público. No basta que la imagen sea la adecuada. Deberá además ser percibida como adecuada por múltiples ojos extraños, que por lo general no saben nada todavía de lo que encontrarán en el libro. Situación paradojal, casi cómica en su incomodidad: hay que ofrecer una imagen que despierte la curiosidad y mueva a un desconocido a tomar en sus manos un objeto del que nada sabe».

Fragmento de La marca del editor, Roberto Calasso, Anagrama, 2014.

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