Laboratorio de Escritura

“Siempre he pensado que el sueño es muy importante. Cuando empecé se publicaban unos libros muy mal hechos, con papeles ácidos y malos, encolados a la americana, sin coser y con las cubiertas llenas de colorines. Yo había hecho estampación serigráfica y había trabajado en el mundo del diseño, y procuraba recuperar una tradición artesana que se había perdido. El diseño de los libros al principio chocó, se dijo que eran de lujo ¡Pero si eran cistercienses!”

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“Para quien no es rico ni de buena familia, la independencia total no existe. Por eso hay que medir con precisión lo que se quiere hacer y lo que hace falta para hacerlo. Una de dos: uno dispone del capital y debe preguntarse cuánto, con ello, puede editar por año; o uno quiere editar cierto número de libros por año y debe preguntarse cúanto dinero necesita y dónde lo encontrará. A este cálculo a priori yo lo llamaría “estimación de volumen”.

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“Había tantas cosas que tenía que hacer: tenía que estar en contacto con los autores y leer los manuscritos, tenía que editar los manuscritos y encontrar impresores y encuadernadores. Después tenía que poner anuncios y hacer el catálogo. Intentar vender los libros. Publicar, cuando es un trabajo de una persona, es un trabajo muy variado.

Entrevista a James Laughlin, editor de New Directions,  para la entrevista completa The Paris Review.

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