“Writing is the one form of art and endeavor that you cannot do for an audience. Painters paint, and their pictures go on the wall, musicians play, actors act for an audience, but I think writers write for themselves, and this attitude of “I’m going to write and be great just because I write” is where most young people fool themselves”.
“M’imagino que seria incapaç de fer el que fan molts col·legues de tancar-se uns quants mesos per redactar la novel·la que tenen al cap o en esquemes ben treballats; mesos de feina que deuen ser intensíssims i plens de gratificacions. Jo m’estimo més endur-me la novel·la, esfilagarsada i sense forma, al tren, al metro, a comprar, o pensar-hi quan faig dissabte, o quan vaig pel carrer o, ai las!, en alguna conferència molt ensopida”.
“Me imagino que sería incapaz de hacer lo que hacen muchos colegas de encerrarse unos cuantos meses para redactar la novela que tienen en la cabeza o en esquemas bien trabajados; meses de trabajo que deben de ser intensísimos y llenos de satisfacciones. Yo en cambio prefiero llevarme la novela, deshilachada y sin forma, al tren, al metro, a la compra, o pensar en ella cuando limpio la casa, o cuando voy por la calle, o hasta en una conferencia muy aburrida”.
“Obstruction, obscurity, emptiness, disorientation, twilight, blackout, often combined with a struggle or path or journey -an inability to see one’s way forward, but a feeling that there was a way forward, and that the act of going forward would eventually bring about the conditions for vision- these were the common elements in many descriptions of […]
“El autor raras veces percibe las verdaderas dimensiones de una obra hasta que está terminada. Es como un sueño que florece. Las ideas crecen, echan brotes en silencio, y surge un millar de iluminaciones que se suceden día a día mientras la obra progresa. Las simientes crecen en la escritura como en la naturaleza. La semilla de una idea se desarrolla gracias al trabajo, al inconsciente y al forcejeo que se produce entre ambos”. Carson McCullers, “El sueño que florece. Notas sobre la escritura”.
“La longitud de una novela está más determinada por el tema que por cualquiera de sus demás rasgos. El novelista no debería preocuparse, de entrada, por la cuestión siempre abstracta de la longitud: no debe decidir de antemano si va a escribir una novela corta o una novela larga; pero en el acto de la composición no debe nunca perder de vista que, en una novela, lo ideal es que uno se sienta impulsado a afirmar: Podría haber sido más larga, en lugar de No era necesario que fuese tan larga”
Edith Wharton, Escribir ficción
La vida de la gente es suficientemente interesante si tú consigues captarla tal cual es, monótona, sencilla, increíble, insondable.
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Es muy difícil escoger las palabras, porque el lenguaje es muy previsible, carece de inocencia y está cargado de significados anteriores a que tú escojas esas palabras. […] Un escritor no puede utilizar el lenguaje que le da la sociedad, porque entonces al lector le ofrece, sin darse cuenta, una serie de significados que otros han puesto ahí por él. Hay que reclamar más responsabilidad en el cuidado del lenguaje.
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Se tiene la extraordinaria experiencia cuando se empieza a escribir una novela que uno tiene libertad ilimitada, y esto es alarmante. Cada elección que se haga excluirá otra opción, por lo que es bastante importante lo que suceda, en qué estado de ánimo se está y lo que se piensa, todo importa. Los libros tienen que tener temas. Yo elijo los títulos cuidadosamente, y los títulos de alguna manera indican algo profundo en el tema del libro…
Lee poesía cada día de tu vida. La poesía va bien porque te hace flexionar los músculos que no sueles usar. La poesía amplía los sentidos y los mantiene en condiciones óptimas. Te mantiene atento a tu nariz, tu ojo, tu oreja, tu lengua, tu mano. Y, sobre todo, la poesía es la metáfora compactada, o algo similar. Estas metáforas, como las flores del papel japonés, se pueden expandir hacia fuera en formas gigantescas. Las ideas se encuentran en todas partes a través de los libros de poesías; sin embargo, cuán pocas veces he oído profesores de cuentos recomendar hojearlos.
Traducido de Zen in the art of writing, Ray Bradbury. Ed. Joshua Odell. Santa Barbara, 1996. Pág. 36
Para empezar bien el 2016 os dejamos esa frase de Alejandra Pizarnik, ilustrada en un punto de libro por Núria Curcoll
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