El amor de una mujer generosa, Alice Munro
Mi amiga Maite, que tiene la buena costumbre de regalarme, sin necesidad de celebraciones, los libros que le gustan y que cree que pueden gustarme a mí, me regaló este verano El amor de una mujer generosa y me descubrió así a una nueva autora de la que disfrutar.
Alice Munro es canadiense y bastante desconocida en nuestro país a pesar de los múltiples premios que ha recibido en el suyo, quizás porque las editoriales españolas siguen publicando, sobre todo, novela y ella escribe, más que nada, relatos. Unos relatos que, para nuestros estándares, pueden resultar largos, de cuarenta o cincuenta páginas, y que abarcan a veces la vida entera de una o de varias personas. Sus protagonistas son, en su mayoría, mujeres, casi todas de clase media, casi todas, de alguna manera, insatisfechas.
Los cuentos de Alice Munro son precisos, con una gran capacidad para expresar con pocas palabras determinados aspectos de la sociedad, determinados comportamientos, determinados caracteres que rápidamente podemos reconocer. A través de historias sencillas, cotidianas, aparentemente banales, nos revela algo que siempre resulta inquietante, afilado, sobre nuestra manera de relacionarnos en sociedad, sobre nuestros objetivos vitales, sobre nuestra forma de amar. Sus cuentos son todo menos complacientes y a menudo causan en el lector una sensación de desasosiego. A veces no sabemos muy bien qué es lo que ha tocado, pero ha tocado algo, algo dentro que quizás preferíamos que no nos tocaran.
Prueba de ello es que Maite me regaló el libro en verano y el último cuento, que lleva por título El sueño de mi madre aun está sin leer, no sé si porque no quiero que se me acabe el libro o porque no me atrevo a tener de nuevo esa sensación de que me mueve algo, algún pilar que parecía básico y que, quizás, no lo es.
El amor de una mujer generosa, Alice Munro, Editorial RBA.
// Irantzu Landaluce es profesora del curso de Introducción a la Narrativa del Laboratorio de Escritura.