Galería de creadores: Microrrelatos de los alumnos del curso virtual de Narrativa 1

Algunos de los microrrelatos realizados por los alumnos del curso virtual de Narrativa 1, con Claudia Apablaza. Participan: Alex Richter-Boix, Álvaro Mejía, Cristina Arnáiz y David Pinedo.

EL HURTO
Por Alex Richter-Boix

Zurce lugares y días, en una memoria desgastada, de recuerdos encauzados por raíles y traviesas infinitas, mientras va deteniendo la locomotora. El viejo maquinista reconoce su último apeadero, abandona la terminal y se espanta. ¿Dónde ir? Le han despojado de las vías que lo han dirigido toda su vida.

CITRATO DE MAGNESIA DISUELTO EN AGUA CON AZÚCAR
Por Alex Richter-Boix

Se acabó. Nos dependimos, pero me llevé tu lengua en mi boca, tu sabor en mis manos, el olor de tu entrepierna y tu voz murmurada en cada orgasmo. Necesito un buen catártico.

LA HUÍDA
Por Álvaro Mejía

La noche está de su parte. Debemos esperar.
¿Pero si él no espera?, observó alguien.
No regresará, replicó el MAGO.
¿Cómo lo sabemos?, cuestionó otro.
El silencio de los demás confirmó la subordinación de todos.
Saldremos al amanecer, tomaremos el atajo, llegaremos primero, dijo el MAGO.
Nadie cuestionó el plan. Apuramos la bebida y aplazamos la comida como si con esto estuviéramos engañando al puma. El miedo y el vino hicieron que amaneciera antes de tiempo. Tomamos el camino con la decisión de un condenado. Caminamos por el río siguiendo las instrucciones del MAGO, sin cuestionamientos ni remilgos. Imaginamos que de esa forma alejábamos la posibilidad de ser percibidos y que esa era la estrategia de nuestro conductor.
Nadie hablaba. Nos turnamos la tarea de cargar el pesado bulto que guardaba los restos casi intactos del cordero. Nadie cuestionaba nada. El MAGO decidía por todos.
Ya cerca del mediodía llegamos a la orilla del lago y reconocimos el lugar de donde la noche anterior habíamos partido. Allí estaba la lancha. La esperanza nos devolvió la razón.

¿Por qué trajimos el cordero?, pregunté.
Para poder regresar. Déjalo en la playa, contestó el MAGO. Embarquemos.

CAMINO DE VUELTA
Por Cristina Arnáiz

Aquella llamada puso fin a un capítulo de mi existencia que había quedado abierto, y aquel día puse el punto final: había muerto mi primer marido. Así que aunque yo ya no era su viuda necesitaba darle mi último adiós aunque suponía ir hasta Santander desde Barcelona en tren durante nueve horas. Hice una maleta liviana y casi sin pensar saqué billete y me puse a iniciar el epílogo de una historia de amor.
Había pasado veinte años desde un día estúpido decidí divorciarme así, sin más, y dejé pasar al amor de mi vida. No había pasado un día sin que no me hubiera arrepentido. Le amé siempre y para siempre, ni siquiera su muerte ponía fin a eso. Nos vimos un año después de divorciarnos pero él no confiaba en mi supuesto arrepentimiento, no podía volver conmigo y desistí. Me introduje en otra vida mucho más gris sin él, no tuve más remedio.
El revisor nos comunicó que faltaban diez minutos para llegar a Santander y nerviosa pensando que me enfrentaba a volver a ver los lugares dónde tan felices había sido, recogí mi maleta. Al bajar al vestíbulo de la Estación me quedé paralizada, él estaba esperándome, me dijo que era la única forma de comprobar si aún le quería.

EL VIAJE
Por David Pinedo

Subo al tren de las nueve. Había viajado tantas veces de Madrid a Barcelona para verla, para llevarle las flores de aquella floristería que tanto le gustaban, que todo resulta extrañamente distinto después de tantos años.
Ni siquiera sé si todavía estará la floristería en el mismo lugar. Aquellas flores significaban siempre el volvernos a ver y nos unían en la distancia, y así fue durante años, hasta que pudimos casarnos en Barcelona.
Hoy vuelvo a Madrid. A comprar las flores para su entierro.

Deja un comentario

*