Solucions Creatives: L’escriptura com a mecanisme d’exploració / Mario Bellatin
Publicado en Solucions creatives el 24/03/2017 por Victor González – Se el primero en comentar
“És tan clàssic el que segueix a ulls clucs el gènere literari com el que busca trencar-ho. Al moment d’enfrontar un treball literari és el que menys s’ha de prendre en compte. Has d’anar per on la teva pròpia escriptura et porti, i mentre menys prejudicis tinguis, mentre menys idees preconcebudes, sortirà un producte més interessant fins i tot per l’autor mateix, qui utilitza l’escriptura com a mecanisme d’exploració per trobar determinades veritats que no trobaria d’altra manera, les quals la societat, la vida, el món quotidià no permeten reflexionar sobre el que no es pot dir, sobre allò silenciós, per això s’ha de fugir a tota costa del que és literari i del que no ho és, o dels gèneres, per a trobar la millor manera d’expressar el que s’hagi de dir”.
Pots llegir l’entrevista completa que l’autor va mantenir amb Revista Replicante.
“Llevat d’excepcions com Rimbaud, un poeta aprèn vivint, escrivint i, sobretot, llegint la poesia d’altres. Hi ha molts tipus diferents de poesia, la diferència entre Huidobro, Vallejo, Wallace Stevens i Machado és enorme. Un veritable estil s’ha de desenvolupar lentament. La resposta és l’autenticitat. No existeixen lleis. Pots no haver sortit de la teva ciutat, com Kant, i ser una gran filòsof. El mateix passa a la poesia.”
“L’obra de l’escriptor solitari, tancat en si mateix, aliè i indiferent al món (que comprèn massa bé), és a la llarga la única que en veritat ha acabat important-me. Durant molt de temps no entenia res de la vida gràcies a que estava ficat en ella, estava ficat a propòsit per no haver de comprendre-la i angustiar-me. Quan em vaig retirar de la vida literària (la vida social amb els escriptors i els editors i tot això) vaig entendre massa bé la vida i també la sort de poder escriure sobre ella sense haver d’anar a un còctel. És graciós, em sembla que sense adonar-me he comparat la vida amb un còctel. Estic boig.
“Em vaig assabentar de que com escriptor sóc molt lent. Jo sé que trigaré cinc anys en un conte de quinze pàgines i això és tasca. És treball. Quan trigues tant de temps en un conte o en un capítol significa que has de buscar la manera de conservar l’energia de la narrativa. Has de buscar com resistiràs the mode of production, perquè the mode of production és tan lent i tan intents i tan intern que has de buscar alguna cosa que mogui la vaina, perquè sinó estàs reproduint aquell mode lent i fastiguejant a l’escriptura. La gent no hi és allà per veure el teu mode, la gent vol veure la narrativa. Vaig haver de desenvolupar una màscara alegre i viva i fora i animada per aquest cos estripat. Si no fos per aquesta oralitat de la meva escriptura cap conte funcionaria, perquè per sota tener aquell crit de sis, set, vuit anys de creació.”
“Cuando he acabado el libro, vuelvo y los adelgazo y adelgazo [a los personajes] aún más. Es una técnica para dejar abierto a la imaginación del lector el resto de detalles. Huyo de explicar si el personaje dice lo que dice de manera contenta o si está triste. Nadie sabe exactamente qué aspecto tiene el matón, ni el recepcionista, ni la predicadora. El lector tiene que decidir, y su visión puede cambiar durante la lectura. Me hicieron una entrevista en una revista escandinava de psicología sobre este tema, les parecía que mis libros eran más interesantes que otras novelas negras con personajes de una psicología más perfilada. Yo a mis personajes les conozco bien a medida que escribo, pero si describo todo lo que sé de ellos no le dejo nada que investigar al lector.”
“Yo nunca decido el final de mis novelas antes de alcanzar la mitad. Puede que reescriba mucho los comienzos, hasta 50 veces, pero cuando llego al medio y me doy cuenta realmente de qué va, entonces decido el final. Debe aparecer espontáneamente. La naturaleza de los personajes lo da. Aparece con el proceso de la escritura. Les dedico tiempo a las criaturas que pueblan mis historias, me paso con ellos tres y cuatro años, lo voy descubriendo poco a poco, aunque domino plenamente su temática. Los contextos son claros, pero qué les ocurre singularmente a cada uno, no tanto; con quién se casan o se pelean no lo llego a saber hasta un tiempo después. Ahora, cuando se me ocurren, no lo reescribo tantas veces como el principio, sale de una, así… Sin embargo, las primeras frases deben estar muy meditadas.”
“Nunca [al ser preguntado por si nunca se ha sometido a la dictadura de las editoriales]. Por ejemplo, nunca he aceptado pagos a cuenta. Si lo hubiese hecho, me habría sentido muy poco libre. Primero acabo la obra y luego firmo los contratos con la editorial. Así puedo asegurarme hacer lo que creo adecuado. El editor nunca debe tener demasiada seguridad, hay que tenerlo preocupado por si me puede perder. Hay que negociar constantemente con él.”
“Cuando se crea cualquier personaje, este personaje adquiere nuevas dimensiones artísticas convenientes. El gran error que comete el novelista es cuando quiere imprimir toda su personalidad en la obra literaria. Le voy a decir cómo se traslada al personaje de la realidad a la novela: cuando se construye una casa, la gente trae piedras de la montaña y las ubica según el tipo de construcción que desean. Se llevan la materia prima y le dan la forma que quieren.”
“Un gran escritor sólo puede serlo si tiene conocimiento exhaustivo de la tradición: ¿para qué? Pues para poder dialogar con ella. Al mismo tiempo, si uno tiene un conocimiento exhaustivo de la tradición ese conocimiento te puede aplastar. Si empiezas a pensar, “yo no puedo ser como estos tíos” entonces te aplasta, te quedas paralizado. La dicotomía es el exceso de conocimiento de la tradición, y la ignorancia. El dilema del escritor y el artista es el de conocer la tradición y al mismo tiempo ser capaz de liberarse de ella. Lo que quiero decirte es que uno debe apoyarse en la tradición como en un trampolín para saltar libremente. Eliot, en uno de sus ensayos, propone: “Todo gran escritor, de algún modo, obliga a una reinterpretación de la tradición”.”
“Cuando se trabaja con hechos históricos, hay una responsabilidad. Pero si un escritor no se siente libre para crear o fabular nunca podrá hacer buena literatura. Pero más allá de eso: cuando se escribe un hecho histórico hay que compatibilizar esa libertad con la lealtad al hecho histórico. No se puede traicionar a un personaje histórico. Yo, que cojo personajes históricos y los hago caminar por zapatillas en casa o los llevo a la peluquería, siempre procuro ser leal a su ideología y su naturaleza. Procuro no avergonzarlos y que ellos, aunque no lean mis libros, no se avergüencen de mí.”
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